dissabte, 9 de maig del 2009

CONTES DE 1r D'ESO CURS 2008-2009

Estos són els contes que, des de Llengua castellana i literatura es van preparar, era una de les activitats del llibre, que vam adaptar, sense massa dificultat, a les bases del concurs literari que convoca l'Ajuntament d'Alcanar i organitza la Biblioteca Pública Trinitari Fabregat d'Alcanar, amb la col·laboració dels centres educatius del nostre municipi.

Nota: Alguns dels textos estan pendents de revisió, però considerem oportú publicar-los per que es veja una mostra dels treballs realitzats per l'alumnat de 1r d'ESO.

CUENTOS DE 1r A


AMOR ADOLESCENTE
Flor Betsabé Calero, 1r A, d’ESO

La gente mayor piensa que a nuestra edad es imposible enamorarse, pero yo les voy a contar una historia, y ustedes sacarán sus propias conclusiones:
Nayara era una niña de esas que piensan que nunca se iba a enamorar.
Un día como cualquier otro, Aitor, que era su hermano, estaba en el parque con su amigo Lucas. Nayara comenzó a notar que Lucas la miraba mucho, ella no se imaginó que eran miradas insinuantes.
Nayara llegó a su casa a las 20:30, se conectó al Messenger y Lucas estaba conectado. Lucas le dijo que le gustaba, y también le dijo que si quería ser su novia, ella aceptó, pero Nayara todavía no estaba enamorada. Iban pasando los días y Nayara comenzaba a sentir cosas por Lucas.
Lucas comenzó a pasar un poco de ella. Claro, ella no sabía qué le pasaba. Entonces ella le preguntó: “¿Qué te pasa?”
Él contestó: “¡Nada, que estoy un poco mal porque la primera semana de abril me voy a Barcelona y no quiero dejarte!”
Nayara le propuso que se acabara la relación entre ellos dos.
Con mucha tristeza lo aceptaron. Al pasar los días Nayara echaba de menos ese cariño inigualable que nunca antes le había dado nadie, ni las caricias de su madre, ni los besos de su padre llenaban ese vacío que había en su corazón, y nunca más podrá olvidar ese que fue su primer amor.

LA SEMANA
Aleix Chillida Forcadell, 1r A
Lunes 9:
El lunes como todos los lunes me levanto a las 7:45, me levanto más temprano porque tengo que desayunar y a primera hora me toca Educación Física. En Educación Física hacemos deporte, juegos, y también un dossier. A segunda hora tenemos Naturales con Vicent Landete, que ahora mismo damos la atmósfera y sus partes. A tercera hora tenemos castellano con Tomàs Camacho, que nos da castellano. Luego tenemos media hora de patio que los de primero se acostumbran a jugar a baloncesto y si no vamos a jugar en el bar a juegos de mesa. Después del patio tenemos tutoría en la que hablamos de lo que ocurre durante la semana en clases. Nuestra tutora se llama Imma Selma, que sustituye a Agustín Reverter.
Luego de la 1 a las 3:30 nos vamos a casa a comer y los de las Casas se quedan a comer en el comedor de Batiste y Carmen.
Luego, a las 3:30, volvemos al instituto que nos toca primero mates y luego catalán que Luis, el de catalán, nos manda faena igual que otros maestros, pero Luis nos la manda para el martes a primera hora (si no haces la faena a los 3 negativos te suspende el trimestre).
Martes 10
El martes a primera hora nos tocó catalán y Luis nos miró la faena y a quien no la hacía, negativo. Luego nos tocó optativa, es una asignatura que tú escoges y yo escogí catalán y me iba bastante mal y me ha tocado con el director (el primo de mi abuela). A la tercera hora nos tocó con Pep, el de Educación Física, Pep, a mí, de pequeño, me enseñaba de nadar en Vinaròs. Más tarde patio y luego dos horas más: naturales y alternativa, a mí me gusta mucho porque miramos películas.
Miércoles 11
El miércoles de 8:30 a 2 estaba en el instituto, luego me fui a comer a casa, y como los miércoles y los viernes por la tarde no tenemos clase, y fui al Campillo (es donde tenemos los saltos de bici) y allí hacemos dirt jump. El miércoles es mi día favorito porque como no tenemos clase me lo paso mejor, a las 7:30 tenemos baloncesto y, jugando, nos lo pasamos muy bien.
Jueves 12
El jueves es un día que no me gusta nada, es muy largo y no tengo tiempo de estudiar ni de jugar porque a las 5:30 tengo repaso de inglés y luego tengo entreno de bloncesto. A primera hora tenemos plástica, que nos explica cada día una lección, ahora vamos por la 11 y nos tiene que explicar y darnos la 12. Luego el segundo y ultimo día de la semana optativa de no hacer faltas, e hicimos la evaluación inicial (un dictado de los recuerdos de casa, y luego, preguntas) y la verdad es que me fue muy bien, para mí fue muy muy fácil.
Viernes 13
El viernes es un día también muy bonito, por la mañana, de ocho y media a dos, en el instituto, y a las tres y media me voy con la bici al Campillo y a las seis y media hasta las siete y cuarto me voy a hacer la faena y a estudiar.
El sábado 14
El sábado me fui todo el día en Andorra a jugar a baloncesto con gente un año más grande que yo y en el partido de cuatro cuartos salí dos e hice 3 canastas, es decir, seis puntos y dos personales, finalmente ganamos de treinta y cinco. Este día me lo pasé muy bien me fui a Andorra Pyrénées y en el Andorra 2000 me compré un pen de ocho Gb al precio de dos Gb en Alcanar.
Domingo 15
El domingo también tenía partido de baloncesto, pero no fui a jugar porque aquella noche llegué a Alcanar, de Andorra, a las dos de la madrugada, estaba muy cansado y no fui, y me quedé en casa, mi padrino me arregló el ordenador y me instaló unos programas, como el Pinnacle, que sirve para poner música y letra a un video. Y por la tarde, a primera hora, fui con mis abuelos a mi finca, mi abuela quería plantar una plantita muy bonita de color naranja y blanca, y yo, mientras tanto, estaba en la cabaña arreglándola que aquellos días de viento quedó un poco destrozada y la arreglé y ya está en perfecto estado. Luego le comenté a mi abuelo que quería hacer un bike park para poder hacer dirt en mi finca, no lo podré hacer porque no hay suficiente espacio.

EL CHICO QUE QUERÍA VOLAR

Oriol Fernández Sancho, 1r ESO A

Había una vez un niño cuyo nombre era Alberto, era estudioso, inteligente, un niño que lo que le dice uno que hace pues él también lo tiene que saber hacer. ¡Ah!, ¡Y se lo creía todo!
A Alberto le vino la ilusión de volar, cuando un niño de su clase, cuyo nombre es Marcos, le dijo que él sabía volar, aunque era mentira y, como hemos dicho, que se lo creía todo, pues… Llegó un día en que Alberto le dijo a Pablo (que era su mejor amigo): “Sabes que mañana os invito a todos a mi casa que os haré una demostración de cómo vuelo”.
Pablo se puso a reír y le preguntó: ¿Quién te lo ha dicho esto? Porque ya conocía Pablo a Alberto. Alberto le dice: “Pues, mira, resulta que, en el patio, Marcos me dijo que él sabía volar y pensé que lo podría probar.
A ver, Alberto, pero tú te crees a este niño que sólo hace que contarte mentiras y más mentiras.
Cuando llegó a casa se puso a buscar por el ordenador cómo volar y sólo encontró lo que significaba, y tonterías, hasta que se cansó y se puso a pensar, pensando pensando pensó, ¿cómo debe volar él?, ¿con alguna cosa? ¿o solo?, y pensó: “Mañana le preguntaré en el colegio”. Y así lo hizo, al día siguiente le preguntó, y le contestó que solo, sin ningún aparato, y él se quedó un poco pensando: ¿Y cómo narices lo debe hacer?...
Por la tarde vinieron todos sus amigos a su casa para ver cómo volaba, como sabía que le saldría horrible se enganchó en el techo con hilo de pescar y se subió a su armario y cuando saltó, el hilo hizo ¡crac! Se rompió, todos sus amigos riéndose, y al ver que estaba enganchado de un hilo le empezaron a decir cosas, él se puso muy triste viendo a sus amigos que lo insultaban y se reían de él.
Al ver que su idea había fracasado se sentó en la silla de su habitación y empezó a pensar y pensar y a buscar cosas en el ordenador, días y días, semanas y semanas, hasta que, al final, encontró algo, poca cosa, pero pudo ir buscando información y al final la información que encontró en el principio se iba haciendo cada vez mayor como él, que crecía, y su cerebro se volvía cada vez más inteligente y eso, pues también ayudaba.
Al cabo de unos años hizo el dibujo de una cosa que él pensaba que serviría para volar y la empezó a construir, primero puso una mesa sin patas para aguantar el peso de lo que lleva arriba, luego puso 4 ruedas para coger carrerilla, luego enganchó, en las ruedas, unos pedales de bicicleta, también puso 3 paredes de madera para cuando “vueles” no caerte para los lados o hacia atrás, un plástico para tapar la parte de delante, y para poder ver, un volante para conducir y unas alas hechas de jerséis suyos.
Empezó a hacer pruebas a ver si funcionaba, hasta que un día les dijo a sus amigos: venid a la piscina municipal que saltaré del trampolín con una cosa que he hecho para volar.
Al día siguiente se fue a la piscina a preguntar si lo podía hacer y le dijeron que sí (menos mal, si no sus amigos se volverían a reír de él).
El sábado, es decir, el día que tenía que volar, se fue una hora antes a la piscina para ver la altura y todo, cuando llegaron todos sus amigos, les dijo: “Ahora os enseñaré la máquina con la que hoy volaré”. Retira la manta que la mantenía tapada y la vieron todos sus amigos, por como estaba hecha había gente que decía que podría volar pero otra que decía que no.
Llegó la hora de la verdad, Alberto se puso su casco y sus protecciones, que se había comprado para este evento, y empezó a pedalear, llevaba 100 metros de peladeo y 10 de caída si no conseguía volar.
Llegó al trampolín, que tenía 5 metros de largo e hizo el sprint final, llegó al final del trampolín y saltó, estuvo 5 metros en el aire y luego cayó en picado y todos sus compañeros, preocupados, por si al caer al agua se hacía daño o algo, pero cuando el carro llegó al agua él ya hacía tiempo que estaba.
Cuándo salió de la piscina todos sus compañeros se fueron a ver cómo estaba. Estaba bien, pero un poco asustado por la caída.
Al cabo de unos días su mejor amigo fue a su casa a ver cómo estaba y le dijo que estaba intentando hacer otra máquina para volar, pero que esta vez lo conseguiría, pero su amigo le dijo que no lo conseguiría. Su amigo se fue…
Alberto se puso a pensar otra vez y entonces tuvo una gran idea, unas alas bastante grandes enganchadas a los brazos y con un paracaídas en la espalda, por si las moscas.
Lo empezó a crear con telas cosidas, unas ramas de bambú, un paracaídas…
Cuando terminó vio que en la tela había un agujero que se había hecho de la fuerza de estirar para coser y tuvo que ir a comprar una tela más dura y coserla.
Cuándo terminó de hacer su “máquina” se fue a probarla a un bosque, se tiró de una roca de unos 2 metros de altura y voló un poco, unos 10 metros y se puso muy contento, y cada vez se tiraba de más altura hasta que llegó un día que se tiró de 100 metros y volaba mucho.
Un día llevó a su mejor amigo a que lo viera volar, en principio Pablo no quería ir porque no se lo creía hasta que, para que callara, fue con él.
Cuando llegaron al bosque se preparó todo su material y subió a una montaña y se tiró, su amigo también alucinó como él el primer día que lo hizo.
Cuando llegaron al pueblo Pablo y Alberto se fueron a decirles por tercera vez en su vida que volaría, ninguno se lo creyó pero como hizo su amigo Pablo, para no oírlo, le dijeron que irían.
Por la noche Alberto invitó a su amigo Pablo a cenar, de lo contento que estaba quería charlar de a ver cómo lo hacían para que quedara chula la presentación y todo.
Al día siguiente Alberto y su amigo se fueron al bosque pare mirar la zona donde harían lo de volar, encontraron un sitio muy bueno, con pocos árboles y con mucha altura, se fueron al pueblo para buscar sillas para que la gente se sentara.
Al final llegó el día que Alberto estaba esperando, al bosque vino mucha gente, todos con cara de aburridos porque se pensaban que no volaría, pero cuando se tiró desde la montaña todos se quedaron alucinando. Cuando bajó todos le felicitaron y le pidieron firmas, y de todo. Luego se fue hasta el pueblo volando gracias a la fuerza del viento porque hacía un poco. Cuando llegó al pueblo estaba toda su familia esperándolo y el alcalde y todos los fotógrafos del pueblo haciendo fotos, al día siguiente se fue a comprar el diario y vio: UN JOVEN DE 24 AÑOS CUMPLE SU SUEÑO E INVENTA UNA MÁQUINA PARA VOLAR.
Cuando lo vio empezó a gritar en medio de la calle, todos los vecinos salieron a los balcones para ver qué pasaba y cuando Alberto vio tanta gente se puso rojo.
Al cabo de unas semanas Alberto empezaba a salir en los diarios y le hacían entrevistas.
Hasta llegó un señor de unos 50 años y le dijo: “Podemos hacer copias de tu máquina y la mitad del dinero que conseguiremos será para ti”. Alberto, sin pensárselo dos veces, dijo, feliz, que sí.

Desde entonces es un joven feliz y rico.
FIN

LA MUJER Y EL HOMBRE DE LA ESPERANZA
Ferran Rabadà Fernández, 1rA


Había una vez en un valle llamado Esperatrobia, una mujer que se llamaba Sara, más conocida como la mujer de la esperanza.
A Sara la llamaban la mujer de la esperanza porque en el valle Esperatrobia no había apenas vida y un día la mujer de la esperanza, que era muy rica y tenía de todo, se fue al valle a pesar de lo que le habían contado.
Cuando vio la pobreza y el hambre que pasaban esas pobres personas, la mujer de la esperanza tomó una decisión muy sabia.
Ella, sabiendo todo lo que ocurría en el valle, no quería vivir con tantas riquezas y tantas cosas, se fue, se llevó todas sus riquezas y todas las reservas de comida que tenían por si pasaba algo algún día, y se fue a ayudar a las personas que, solas, no podían vivir.
Cuando llegó al valle, había pasado algo, la gente estaba muy sana con muchas riquezas y un montón de comida.
Un hombre, llamado Juan, ayudó a las personas a disfrutar de la vida como nunca lo habían hecho, la mujer de la esperanza cuando vio todos los fabulosos cambios se quedó deslumbrada no se podía explicar cómo, en una semana, alguien pudo hacer tantos grandes cambios en la vida de esas personas.
La mujer de la esperanza buscando y buscando posibles soluciones, la encontró: el hombre de la esperanza.
Los dos, a primera vista, se enamoraron, y parecía que nada les podía detener, hasta que… llegó el padre de la mujer de la esperanza, el hombre tenía unos ochenta años y la mujer de la esperanza le hizo una promesa a su padre cuando era pequeña, que tendrían que casarse cuando él hubiera fallecido.
Y así fue, después de cinco años, el padre falleció, los dos, después de trabajar duro, para que les diera la herencia, porque ellos, todas las riquezas que tenían, se las habían gastado en los pobres.
Al fin la herencia fue suya, como su padre era rico tenían muchísimo más dinero del que tenían antes.
Se casaron y se compraron un castillo muy grande y fueron todos muy felices y comieron perdices.

EL PARTIDO
Miquel Reverté Roda 1r A

Un día el equipo de futbol Alcanar infantiles fuimos a jugar un partido contra el Flix y nosotros quedamos a les 8 de la mañana en la calle de La Vuelta. Para ir alquilamos un Twingo y casi no cabíamos.
Cuando llegamos fuimos a jugar el partido pero no encontrábamos el campo, fuimos a preguntar a un chico de Barcelona y nos dijo que estaba en la calle Sellut.
Cuando encontramos el campo de futbol empezamos a calentar y ganamos 5 a 0 en la primera parte y al final del partido quedamos 7 a 2.
Cuando volvimos al pueblo toda la gente nos esperaba para abrazarnos y lo celebramos con una fiesta, que duró toda la noche, en uno edificio muy grande.
Al día siguiente nos fuimos de vacaciones por Mallorca y también al parque más maravilloso del mundo, con las mejores atracciones.


CUENTOS DE 1r B
¡ALGO SE QUEMA!

Marc Isidre Balada Fibla 1r B
Alcanar, 12 de marzo de 2009


Jake Ryan estaba sentado en el sofá de su casa, situada en el norte de Gran Bretaña, mirando la televisión y comiendo palomitas a la vez.
Por aquel entonces, Jake tenía 13 años recién cumplidos y era hijo único. Era también muy vago y no le gustaba que le interrumpieran mientras hacía algo importante.
El chico tenía la altura típica de su edad y estaba en pleno crecimiento. Tenía los ojos marrones tirando a negros y el pelo castaño, pero le gustaba más pintárselo de color rojo, le parecía que así le quedaba mejor.
Estaba a punto de empezar el programa cuando su madre le llamó para ir a preparar la mesa (cosa que le fastidió bastante) y, sin más dilación, se fue a buscar el mantel que estaba en el cuarto de la lavadora.
La lavadora estaba en medio del pequeño cuarto, junto a la ropa sucia situada en la esquina izquierda de éste, y un poco más adelante la ropa mojada, todo dispuesto para ponerla en la secadora.
Jake observó la esquina derecha, allí estaba el mantel colgando del extremo de la lavadora. Se fijó más en el estado de éste: estaba sucio y un poco destrozado por el paso de los años (que ya llevaba unos diez aproximadamente). En ese momento vio llegar a su madre.
−¿Pero qué haces tú aquí? −dijo la madre de Jake en un tono despectivo.
−¿Tú qué crees que hago aquí? −respondió él.
−La verdad, si has venido para buscar el mantel, ya está en la mesa −le dijo su madre ahora en un tono burlesco.

Jake odiaba cuando su madre se reía de lo despistado que era él, en esas ocasiones le venían ganas de arrancarle el cuello de un bocado.
−¡Pero si está aquí! −exclamó Jake, poniéndose nervioso.
−Te dije el otro día que cambiásemos ya ese mantel, cariño, que está hecho polvo −dijo su madre ahora más comprensivamente.
−Bueno, en eso tienes razón, pero como estoy acostumbrado a venir aquí y coger éste… −dijo el chico excusándose.
−Vale, venga, y ahora vayamos a comer que yo ya empiezo a tener hambre −le respondió su madre tocándose la barriga con ambas manos.

En ese momento Jake no pudo evitar la risa y luego dijo:
−Bien, empezad sin mí −ya mismo vengo.
−No tardes −le dijo su madre, y acto seguido se marchó a comer.

Jake se quedó examinando el mantel con mucho detenimiento, pues cuando su madre se había reído de él le vino un diminuto chorro de rabia, y, en el mismo momento que fluía ese pequeño manantial de ira, vio caer del viejo y retirado mantel una ceniza (en realidad varias, pero lo asimiló como una sola).
Que él supiera ninguno de los habitantes de su casa fumaba, no, más bien estaba seguro.
Miró al suelo y vio esa montañita de cenizas, entonces subió su dedo en dirección al mantel para descubrir de dónde provenían, pero justo cuando estaba a punto de descubrirlo se oyó una voz que le dio un susto de muerte.

−¡Jake, ven a comer que se te enfría la comida! −ese, supuestamente, era el padre de Jake, en ese momento el chico supo que si no iba a la mesa, aparte de que se moriría de hambre, su padre acabaría castigándole sin salir o sin PlayStation durante una temporada.
−¡Ya calentaré luego mi comida en el microondas! −repuso él.
Jake quería comprobar si le cogía por las buenas aquel día.
− ¡Jake Ryan, o vienes a comer o creo que alguien se va ha quedar sin “maquinita” una buena temporada! −dijo el padre de Jake en un tono amenazador.

Le decía “maquinita” a todo lo relacionado con las máquinas para jugar de Jake: GameBoys, PlayStations e incluso el ordenador, etc.

−¡Oh!, ¿Por qué todo lo resuelves así? −siempre le hacía lo mismo, muy típico de los padres. ¡Muy bien, ya voy! −acabó diciendo, nuevamente fastidiado.

Antes de irse descubrió donde estaba la quemadura en el mantel y tenía claro que antes de hablar con su madre no había ni rastro de eso ahí, pues ocupaba un tamaño considerable. Sin ánimos de quedarse sin PlayStation salió del cuarto de la lavadora y se fue a comer junto a sus padres.

Cuando acabó de comer volvió al cuarto de la lavadora, pero ya no descubrió nada nuevo, solamente que no sabía de dónde había podido provenir el fuego hecho en segundos en el mantel, así que sin nada más que hacer, se fue a hacer los deberes olvidándose de todo aquello.

Esa misma noche sus padres le anunciaron que se irían de viaje a Egipto. Jake dijo que él no quería ir porque se le acumularían millones de deberes del instituto, y sus padres le respondieron en tono burleta que tampoco pensaban llevárselo.

Él asimiló eso con un “ja-ja”.

El resumen es que cómo Jake aún tenía trece años no podía quedarse solo en su casa, así que se iría a dormir en casa de su tía Marylin.

A Jake le caía bien su tía, era muy marchosa e hiperactiva, de tal modo que el chico a su lado era incapaz de parar de reír, eso sí, tenía un gusto horrendo para la decoración y la ropa, simplemente, a Jake no le gustaba nada cómo iba vestida.

Aceptó irse con su tía con la condición de que le dejaran unas llaves de casa.

Sus padres dijeron que le dejarían las llaves si limpiaba la casa una vez a la semana durante las tres semanas que ellos estarían fuera. Todos aceptaron sus propias condiciones.

Jake estaba haciéndose la maleta cuando de repente apareció su tía Marylin a la puerta.

¿Qué supuesto hombrecito va a quedarse a dormir en mi casa las próximas tres semanas? Así era la tía de Jake, siempre riendo, sin descanso. Jake se rió.

El chico se quedó en casa de su tía como prometió durante los últimos siete días que sus padres estuvieron fuera, así que pensó a pesar del gran esfuerzo que causaba que sería hora de limpiar su casa, pues él nunca rompería una promesa. Jake convenció a su tía para que le ayudara, y en una hora terminaron el trabajo.

Siete días más adelante Jake le dijo a su tía que no hacía falta que le ayudara a limpiar porque tenía toda la tarde libre. Cuando llegó a su casa se encontró una carta a su nombre, cosa que le extrañó muchísimo, porque él casi nunca recibía cartas. Ponía esto:

Querido señor Jake,

Lamentamos tener que contarle esto, pero las cosas son como son: Jake tragó saliva y siguió leyendo Sus padres han desaparecido junto a los demás pasajeros del vuelo.
Es pronto para decir que han fallecido, pero tampoco se pude decir que vayamos a encontrarles.
PD: Haremos lo posible para encontrarles.
Cordialmente,
Equipos de vuelo
No se lo podía creer, no era cierto, era una mentira de las azafatas de vuelo. Le temblaban las piernas y el pánico empezó a recorrer su cuerpo.
Y en ese mismo instante, el sofá de su casa empezó a arder.
Pasaron dos años de aquello.
Jake Ryan estaba sentado en la sombra de una palmera, descansando. Le dolían mucho las manos y tenía el cuerpo agotado.
Aún vivía en Gran Bretaña, viviendo ahora con su tía Marylin, que aún no se había recuperado del impacto, pero tampoco perdía la esperanza de que acabaran encontrando el avión con todos sus pasajeros sanos y salvos. Jake ya no se hacía ilusiones.
El chico había cambiado mucho desde aquello, se había vuelto más serio, se concentraba muy poco en los estudios y también se volvió muy responsable.
Todo lo que rodeaba a Jake eran árboles, arbustos, rocas… sí, se localizaba en una pradera. Y os preguntaréis: ¿Qué hace un chico de quince años sentado en el umbral de una palmera situada en una gran pradera llena de vegetación? Pues muy sencillo: Practicar sus poderes.
Jake recordó esa primera vez que los utilizó, aunque fue sin apenas darse cuenta:
El sofá de su casa empezó a arder tras leer la carta de la desaparición de sus padres, las paredes se incendiaron y todo era un caos a su alrededor. Salió de su casa por lo que cinco segundos antes era una puerta, que ahora era una gran montaña de cenizas, y se dirigió a darle la noticia a su tía.
Todo lo que había en el camino hasta la casa de su tía ardió en llamas a su paso.
Su tía tampoco se lo pudo creer, solo hasta cuando vio la expresión de su sobrino supo que no mentía, y entonces empezó a llorar la pérdida de su hermana y su cuñado, lo que la hizo salvar de la destrucción de su nieto ya que tampoco pudo evitar llorar.
Una ligera brisa recorrió la cara de Jake, estaba sudando.
Pensó que lo correcto sería volver a su casa y darse una ducha, pero antes quiso hacer un intento más.
Se levantó de la sombra del árbol y caminó diez pasos, se dio la vuelta hacia éste, cerró los ojos y se concentró todo lo que pudo.
En un instante recordó el sentimiento de rabia que sintió cuando leyó esa carta en el pasado. No tardó en invadirle la ira, intentó manipular ese sentimiento y alejarlo en la palma de su mano. Cinco minutos tardó hasta que, por fin, su mano comenzó a calentarse, sintió el roce del fuego en su piel, ya casi lo tenía… entonces cometió el error que cometía siempre, no pudo evitar abrir los ojos y mirar. Allí estaba: una pequeña bolita de fuego de unos dos centímetros de diámetro aproximadamente giraba, como una loca, en su mano.
Lo que pasó fue lo de siempre, que en ese momento perdió la concentración y la bolita se esfumó, dividiéndose en miles de partículas que se esparcían por ese gran espacio.
El chico cayó al suelo, y se quedó un rato ahí sin mover un solo músculo.
Jake sabía que podía dominarlo, lo sabía y lo iba a conseguir. Pero, por el momento, era mejor que fuera a ducharse, ponerse el pijama y meterse en la cama. Solo tenía que recorrer cinco kilómetros, parte del entrenamiento.
Jake sabía que era necesario alejarse mucho de la ciudad para sus entrenamientos, si no alguien podría verle, delatarle y acabar viviendo su vida como un maniquí de experimentos.
Sólo había una cosa que le comía la mente a cada momento: si él tenía ese poder sobre el fuego, ¿podría haber alguien en el mundo que tuviera un poder semejante? No sabía la respuesta, pero tenía la necesidad de buscar, necesitaba contar esas cosas a alguien que supiera realmente de lo que estaba hablando, era completamente necesario.
Era domingo, Jake se despertó y se fue a entrenar, completamente reactivado.
UN DIA INOLVIDABLE
Jasmina Cubedo Soler 1r B
Una vez, en un instituto del pueblecito de Alcanar, los alumnos estaban haciendo clase.
Cuando de pronto...
Las mesas, sillas y objetos empezaron a moverse. Las tizas cayeron al suelo, todo se movía. Nadie sabía lo que pasaba. De pronto, también sonaron las alarmas del instituto.
No sabían qué significaban. Las alarmas sonaban como un “piiiip-pip-piiip-pip...” y así consecutivamente.
Los alumnos cada vez estaban muy asustados, como nadie les dijo lo que realmente pasaba; empezaron a imaginarse cosas.
Unos creían que había un dinosaurio o un monstruo gigante a los que no les gustaba nada el instituto y por eso lo iban a destruir.
Otros pensaron en que si el Sol se iba a apagar o en que si era el fin del mundo.
También pensaron en que si la Tierra se iba a partir por la mitad y el mundo quedaría destruido.
Incluso llegaron a imaginar en que si se trataba de una lluvia de meteoritos.
La imaginación de las personas jóvenes podía llegar muy lejos.
Puesto que todos estaban asustadísimos.
Juan, un alumno muy astuto, tuvo una idea que consistía en que cerrasen los ojos y se imaginasen que estaban en su sitio favorito: como la montaña rusa o alguna que otra atracción de feria que les gustase...
Eso les relajó, por el momento...
Pero, de pronto, los temblores empezaron a aumentar; cada vez eran más fuertes.
Llegaron a desmayarse 13 personas.
Que no cunda el pánico, Jasmina dijo la maestra de Sociales.
Ella misma les explicó que se trataba de un terremoto. Y que, en estos casos, lo más adecuado sería no asustarse demasiado.
La misma maestra les dijo que no era muy normal que hubiera un terremoto en esas zonas, pero que, desgraciadamente, pasó.
Poco a poco empezaron a calmarse los temblores. Cada vez eran más suaves. Hasta que todo se acabó.
El pueblo quedó destrozado. Daba pena. Tendrían que buscar una solución.
Jasmina tuvo una idea: que todos colaboraran en limpiar el pueblo, juntos y así todo quedara perfectamente bien.
Fue un día espantoso, pero a todos se les quedará el recuerdo de que todo pasó.


VIAJE A UN PLANETA DESCONOCIDO

Marc Damià Ulldemolins
Curso: 1r B



Los miembros de la NASA enviaron una carta a un instituto de Houston, donde estudiaban astronautas, para que eligiesen sus 5 mejores alumnos para ir a un planeta que estaba por descubrir y donde se suponía que había minerales que podían ser útiles para salvar la especie humana.
El instituto eligió a cinco alumnos de primero de ESO llamados Kobe, Mark, Andrew, Jordi y Tim.
Al cabo de una semana despegaron y cuando llevaban una hora de viaje vieron que se les estaba perdiendo el combustible del cohete y no les quedó más remedio que aterrizar en un planeta desconocido para que les arreglaran el cohete. Donde vueltas por el planeta vieron un taller y le preguntaron a un ser muy extraño (que era el mecánico) cuánto costaba reparar el cohete y les contestó que costaba un millón de yangs (moneda del planeta).
Ellos estaban preocupados porque no sabían cómo conseguir un millón de yangs y el mecánico les dijo que, en el ejército, buscaban guerreros para el combate intergaláctico y al planeta que lo ganaba le daban una recompensa de 2.000.000.000 yangs y la mitad de yangs se los daban a los guerreros, por tanto, tendrían suficientes yangs para reparar el cohete y, con los yangs que les sobrasen, los podían utilizar para comprar un combustible ultrarrápido que les permitiría ir el triple de rápido.
A la mañana siguiente fueron al ejército a inscribirse y los aceptaron a todos, menos a Tim porque era muy pequeño y muy delgado. Entonces fueron a entrenar y vieron a monstruos y personas que medían de 3 a 4 metros y se asustaron un poco. A falta de pocas horas de empezar el combate todos se pusieron en su nave para empezar el duelo.
Mientras estaban esperando para despegar un hombre les explicó las reglas del combate y les dijo que ganaba el planeta que conseguía destruir la nave dorada del equipo contrario.
Cuando oyeron un pitido (señal que indicaba que empezaba el combate) fueron rápidamente esquivando las naves del otro equipo y se pusieron detrás de la nave dorada para esperar la distracción de las naves que la protegían para poderla destruir. Cuando ya quedaban pocas naves salieron poco a poco y tiraron un misil y tocó de lleno la nave dorada y la destruyó.
De pronto se convirtieron en los nuevos héroes del planeta por la victoria y su gran destreza en el combate y les dieron una recompensa de dos millones de yangs a cada uno de los miembros, menos al pobre Tim. que se quedó mirando el dinero, pero igual de contento porque podrían continuar la misión que les mandaron.
Finalmente se fueron a reparar el cohete y a comprar combustible ultrarrápido. A la mañana siguiente, se fueron al planeta desconocido y después de muchas horas excavando y buscando encontraron el mineral.
Cuando volvieron a la tierra fueron recibidos como unos héroes por traer el mineral y el presidente de los Estados Unidos les hizo capitanes de la NASA y así pudieron salvar a la humanidad.

LA BATALLA ASIÁTICA
Raúl Antonio Drimbe(1er Eso-B)


Hace mucho tiempo una chica llamada María y un chico llamado Marc querían tener una relación, pero era prohibida por el motivo de que la familia de María era Rusa y la de Marc era China, y sus países estaban en guerra.
Los rusos tenían más armas y munición, pero los chinos tenían más soldados y una alta tecnología, por eso estaban en igualdad de posibilidades para ganar.
A pesar de lo sucedido María y Marc se seguían viendo en lugares donde sus familias no los podían ver. El primer asalto fue chino, llevaron 10.000 soldados, pero no bastó porque los rusos les esperaban con una armada de arqueros especializados, los chinos, sorprendidos, se retiraron.
Por la noche los rusos les devolvieron la emboscada a los chinos atacando con 5.000 arqueros, 4.000 soldados y 4.500 jinetes. Los chinos, sorprendidos por la emboscada rusa, sacaron todo lo que tenían: 10.000 arqueros, 25.000 soldados, 30.000 jinetes, 400 catapultas y 18.500 espadachines.
Llevaban dos días combatiendo, y entonces los rusos fueron a buscar todas sus tropas porque se quedaron sin soldados, arqueros, jinetes...
Al día siguiente los rusos vinieron con todo lo que tenían, es decir, 7.000 arqueros, 10.000 espadachines, 15.000 jinetes, 18.000 soldados, 600 catapultas y 10.000 espadachines. La batalla seguía y María y Marc estaban cada vez más tristes por ver cómo moría su gente, pasado un año quedaban pocos luchadores combatiendo hasta que los últimos en sobrevivir fueron el rey ruso, llamado “Curtobsky”, y el rey chino, llamado “Yinchang”. Ellos decidieron luchar la mañana siguiente porque estaban agotados, cuando llegó el día, cada uno sacó su espada y empezaron a luchar, la batalla entre ellos duró dos horas y dio la casualidad de que murieron los dos. Al enterarse Marc y María de que se acabó la guerra se pusieron contentos porque sabían que se podrían casar y tener muchos hijos, pero la parte negativa fue que se murieron sus familias, y sus padres, los reyes.

UN MUNDO OSCURO

Bernat Fibla Reverter, 1r B

En el año 3000 de la III era, un mundo sumido en tinieblas, maldad y oscuridad necesita una luz que lo alumbre.
Débora y Benjamín son unos hermanos gemelos que viven con sus padres en las montañas de Holoska. Esta zona es la única que no ha caído bajo el dominio de los criminales.
Débora tiene trece años y es alta, esbelta, morena y con los ojos azules. Benjamín, en cambio, no se le parece nada ya que es bajo, corpulento, pálido y con los ojos marrones. Sus padres trabajan en una fábrica que hay en Apotos, su pueblo.
Un día, jugando en el bosque próximo a su casa, desenterraron una pequeña caja de hierro que llevaba dentro unos manuscritos y una pequeña herramienta prehistórica llamada pendrive.
Por suerte su tío trabajaba en un museo de la prehistoria, donde estaban reconstruyendo una réplica de un ordenador.
Se fueron al museo, donde su tío los recibió con asombro. Fueron a la sala donde estaba el ordenador e introdujeron el pen en un puerto USB. En la pantalla apareció el siguiente mensaje: “Cuando alguien lea esto probablemente la humanidad estará sumida en un manto de tinieblas, por eso yo, uno de los mejores ingenieros de mi tiempo, he diseñado dos trajes de combate para librar batallas contra la oscuridad.
Los trajes están donde el mar y la tierra se unen. Espero que no caigan en manos equivocadas.”
Al leer esto se quedaron impresionados y lo mantuvieron en secreto. Reflexionaron tanto que se les hizo de noche y al llegar a casa, sus padres los castigaron.
Un tiempo después pidieron a sus padres ir a la costa Oeste, donde había muchos acantilados. Fueron allí, y mientras sus padres se distraían con unos mejillones al vapor, ellos fueron a investigar las cuevas de los acantilados; en la más recóndita encontraron una placa que decía: “introduce el código”.
Ellos pensaron y pensaron y al final introdujeron las palabras: traje de combate. Una roca se deslizó y dejó una abertura por la cual podían pasar. Entraron y vieron dos trajes. Dos trajes espectaculares.
Uno era negro y plateado. El otro negro y azul. Los dos llevaban un lanzallamas en la espalda y dardos somníferos en los brazos, eran de titanio y acero.
Benjamín escogió el negro y plateado y Débora el negro y azul. Como tenían propulsión, y no lo podían ocultar a sus padres, fueron volando hacia ellos.
Casi se mueren del susto cuando ven dos robots volando hacia ellos. Al aterrizar y quitarse el casco la sorpresa fue mayúscula. De vuelta a casa se lo contaron todo.
Fueron a visitar al líder de la zona libre, el cual les dijo que cedieran los trajes a guerreros experimentados o deberían eliminar ellos mismos a los jefes del crimen.
Se entrenaron durante mucho tiempo con los trajes. Cuando consiguieron una agilidad, destreza y precisión excepcionales decidieron planear un ataque hacia Oscurópolis, el cerebro y corazón de los criminales.
Oscurópolis es una ciudad carcomida por la corrupción, el engaño y el crimen organizado. Aquí vive mucha gente, porque aparte de las zonas libres, todo el mundo está devastado por desastres naturales (incendios, terremotos, ciclones, plagas, etc.)
Oscurópolis está gobernada por cuatro jefes. Sus sicarios sólo son pobres hombres que deben cumplir sus órdenes pero desearían ser libres. Los cuatro grandes jefes normalmente se reúnen en el edificio más alto de Oscurópolis, la torre Tiniebla.
Débora y Benjamín no han podido dormir, saben que mañana pueden liberar el mundo de las fuerzas opresoras. Al amanecer salieron volando hacia Oscurópolis, cuando llevaban unas horas de viaje entraron en su zona aérea, allí patrullaban dos cazas. Los esquivaron sin que los vieran; poco después se vislumbraba en el horizonte la Torre Tiniebla. Había dos aviones más a los que también evitaron. Llegaron a la azotea de la torre, bajaron hasta el piso en que se habían reunido los cuatro jefes. Con mucho sigilo los adormecieron con los dardos y se los llevó una nave espacial que partía hacia Marte.
Llegaron triunfantes a su pequeño país.
Ellos son la luz que alumbra el mundo.

UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Berta Escura Reverter

Benjamín y María estaban tristes porque su madre acababa de morir y su padre había muerto cuando ellos nacieron (porque ellos eran gemelos) cuando iba hacia el hospital iba tan rápido que no se fijó que había un stop, tuvo un accidente y se murió.
Entonces a ellos los llevaron a un centro de adopción, pero como ya tenían 12 años cada uno, no los adoptaba nadie y más porque eran dos y no se querían separar y también porque la gente quería que fuesen bebés.
Ellos, todas las noches, soñaban en que todo volviese a ser igual que antes y que su padre aun estuviera vivo.
Ellos en la única persona en que realmente confiaban era con la subdirectora.
Su estancia allí era muy difícil porque el director se las hacía pasar pardas, y a además todos los niños se reían de ellos porque eran gemelos.
Un día todos los niños del internado hicieron una reunión para planear un plan para que despidiesen al director.
Benjamín propuso que cuando llegase el inspector que estuviesen todos sucios y así que lo echasen.
Todos los niños empezaron a ver que Benjamín era un niño como todos ellos pero a la que no aceptaban era a María y le dieron a elegir entre ellos o María, él, sin dudarlo un momento, eligió a María, pero ella le dijo que era mejor que estuviese uno triste que no los dos.
Isabel, que era el gran apoyo de María y la subdirectora, se enteró y habló con todas las niñas y les dijo que un día hablasen con ella y que si no les cayera bien que la dejasen.
Ellas, como les dijo Isabel, fueron a hablar con ella y les cayó bien.
Cuando llegó el día vino el inspector, todos siguieron el plan de Benjamín y así fue como planearon ellos, despidieron al director e Isabel fue la directora.


EL CASO DE EMILY WOLNER
Èric Esteller Sànchez 1r B

Esta historia trata de una niña llamada Emily Wolner, de 6 años de edad. Era el año 1943, cuando Alemania estaba en plena guerra con Rumanía.
Emily estaba sentada en su silla, como todos los días, mirando la televisión con sus padres. De repente unas bombas explotaron cerca de su casa. De repente unos aviones aterrizaron en su pueblo, Tiksi, y empezaron a sacudir las casas de sus habitantes. Emily, como todas las niñas de su edad, estaba impactada, con mucho miedo. Sus padres pusieron unas sillas al lado de la puerta para que los soldados no la pudiesen abrir, pero fue demasiado tarde. Unos pasos se acercaban lentamente a su puerta. Rompieron la puerta y entraron unos señores muy extraños, vestidos de negro, todos armados. Emily vio como uno de los soldados apuntaba a su padre con la pistola, le cogía las manos, lo levantaba y lo llevaba fuera de casa, lo mismo hicieron con su madre y con Emily.
Fuera de su casa había un tren enorme en el que estaban todas las personas del lugar. Sus padres y ella entraron lentamente, asustados, sin decir nada. Cuando estaba toda la gente dentro cerraron las puertas y el tren, lentamente, empezó a moverse.
Dentro del tren había mucha gente, viejos y jóvenes, y todos estaban muy asustados, porque nadie sabía dónde se dirigía el tren.
Pasaron las horas y el tren continuaba circulando, muy lentamente. Una cosa sí que estaba clara, el tren circulaba hacía el Norte.
Un par de horas más tarde entró al tren un soldado que les dio agua y comida.
Todos estaban impacientes, pero como era tanta gente al final les cayó el agua y la comida al suelo, y se quedaron sin nada. La gente cada vez estaba más asustada.
Lo único que Emily tenía en aquel momento era un pendiente que le regaló su madre el día de su cumpleaños y que le gustaba mucho. Los padres de Emily también estaban desesperados y decidieron pensar alguna solución para salir de allí, porque estaban seguros de que si no salían algo muy malo les pasaría. Entonces ya cada uno se imaginaba lo que quería, pero nada era bueno. Se notaba en sus caras, todas tristes. Su padre decidió que quizás si con una piedra o con algún utensilio podrían romper el suelo del tren y así salir. Todos sabían que esto tenía un riesgo extremo, pero siempre era mejor que lo que los pasaría cuando el tren se parase.
Al final, cuando toda la gente estaba a favor de lo que su padre había dicho, decidieron empezar. Por desgracia, no había ningún utensilio para hacerlo, la única cosa que había era el pendiente de Emily. Ella solo tenía seis años y no sabía el riesgo que estaban sufriendo, así que al principio no quería que su padre le cogiera su pendiente, ya que era la cosa que más le gustaba. Entonces su madre le dijo a ella que era por una buena causa y la convenció para que se lo diera a su padre. También le dijo con la voz muy triste que le regalaría otro para su cumpleaños. Seguramente lo dijo con aquel tono porque no saldrían del tren y posiblemente los soldados los matarían. Su padre comenzó a picar el suelo del tren con el pendiente. Era un poco difícil, ya que el pendiente era muy pequeño y tenía una forma circular, cosa que era difícil para poder romper un suelo de madera. Pasaron las horas y al final pudo hacer un pequeño trozo donde solo un niño podría pasar por él. La gente se miró entre sí para ver si alguien era lo suficientemente delgado para pasar por él y de repente una mujer señaló a Emily. Toda la gente la miró. Sus padres sabían el riesgo que podía sufrir su hija pero todo estaba en manos de ella. Emily dijo con voz muy suave a su madre:
−Tengo miedo...
Su madre le dijo que no pasaba nada, que era normal que tuviese miedo. Era consciente de lo que podía hacer y al final decidió intentarlo.
Cuando estaba ya fuera del tren tenía que abrir la puerta que tenía al lado y así toda la otra gente podría salir del tren. Mientras lo intentaba un soldado se dio cuenta de lo que hacía y empezó a dispararla. Emily gritó muy fuerte. Podía sentir la velocidad del viento mientras cruzaba los árboles nevados del norte de Rusia. Empezó a nevar con gran fuerza y Emily se resbaló. Miró hacia arriba y pudo ver por unos instantes los gritos de sus padres desesperados al ver cómo su hija se perdía en medio de un bosque nevado, a unas temperaturas extremadamente bajas.
Emily se vio perdida en medio del bosque, donde la nieve de deslizaba rápidamente por su cabeza mientras caía del cielo. Gritó muy fuerte para ver si alguien la sentía pero fue inútil. Caminó por la vía del tren para ver si podía llegar a donde se encontraban sus padres. Pasaron muchas horas pero vio que era imposible. Llevaba solo el pijama de dormir y tenía mucho frío. Cogió unas hojas de los árboles y las metió dentro del pijama para no tener tanto frío.
La noche poco a poco se acercaba y Emily cada vez estaba más desesperada. Cuando se acercó la noche no pudo ver nada y no servía de nada seguir caminando. Pero cuando parecía que todo se había terminado, sintió que se acercaba un tren poco a poco. Esperó a que estuviese a su lado y con toda su fuerza subió.
Estaba lleno de gente dormida que estaba de viaje. Emily poco a poco también se quedó dormida. No sabía dónde iba el tren, pero seguramente a un lugar mejor que donde se dirigían sus padres.

EL ÁRBOL DE LOS PÁJAROS

Guillem Fusté, 1r B


Érase una vez un pájaro muy bonito: alas largas, cola inquieta y una bufanda de colores…
Había llegado por primera vez a este país.
Algunos pájaros venían cada año.
Todos habían ya encontrado un rincón para hacer su nido, en el campanario, en un viejo molino…
Pero él y la pájara que se enamoró de su cuello de colores no tenían casa.
−Id al bosque −les dijeron−, allí podréis anidar en algún árbol.
La pareja se fue volando hacia el bosque. Había llovido.
Oyeron el ruido de un riachuelo. Bajaron a la orilla y bebieron de aquellas frescas aguas. Decidieron quedarse.
Se dirigieron hacia un pinar. Las hojas de los pinos eran como agujas verdes.
“Cuando nazcan las crías se pincharán”. El pájaro hembra pensó que aquel no era un lugar seguro.
Subieron hacia unos árboles altísimos de tronco gris y hojas suaves.
¿Nos dejas hacer el nido en tus brazos? preguntaron a uno de ellos.
Sí, podéis hacerlo contestó el árbol, pero os advierto que con el frío se me caen las hojas.

Los pájaros fueron entonces hasta el río.
Aquí no podemos anidar –dijeron apenados. Si alguna cría cayera del nido, se ahogaría.
En aquel momento se unieron a otros pájaros que pasaban por allí y con ellos llegaron hasta el Árbol de los Pájaros, una gigantesca encina.
Allí había sitio para todos.
Hicieron el nido. Y se amaron. La hembra puso cuatro huevos y pronto nacieron los polluelos. Allí crecieron y aprendieron a volar.
Una tarde de verano el bosque se convirtió en un negro nubarrón.
Se estaba quemando. En medio de la humareda se oyó un gran revoloteo de pájaros que huían.
Los bomberos y muchas personas fueron a toda prisa a salvar el bosque. No había quedado nada...
Entonces, al otro lado del río, resonaron alegres píos.
Eran los habitantes del Árbol de los Pájaros.


PAULA Y LA VARITA DE LA DIRECTORA

Paula Garrido Moi
1-1-1069:
Hola yo soy Paula, tengo unos trece años (a punto de cumplir. Estoy inscrita en una escuela peculiar: ¡¡Es de magia!! Me gusta mucho la magia. Estamos en el año 1069. La verdad es que vivo en un pueblecito que no se conoce demasiado. Tengo mis dos mejores amigos: Ana y Rayan, nos conocemos desde pequeñines y siempre estamos juntos. No sé qué os puedo decir de Ana... es muy divertida y estudiosa siempre hemos estado juntas, aunque nos hemos enfadado alguna vez, pero eso les pasa a todas la amigas, ¿no? Siempre me ayuda en los estudios porque no entiendo nada de nada. Cuando el profesor explica me duermo y la notas siempre me van igual y todos los profesores me dicen lo mismo: ¡Estudia más, Paula, si no, no aprobaras!!
¡La verdad que, sí no fuera por Ana, no aprobaría nada!
Estoy muy agradecida a Rayan, puedo decir que es un amigo muy bueno, pero muy patoso y los estudios no le van demasiado bien, pero, a pesar de eso, no deja de ser un amigo fantástico en el que puedes confiar.
Os voy a decir la única norma que hay en la escuela: No usar la magia si no es en clases.

2-1-1069:
Esta mañana nos ha tocado clase de escoba y nos lo hemos pasado muy bien, la clase, por primera vez, ha sido divertida porque hemos salido a volar con nuestras escobas y Rayan se cayó de la escoba. La escoba se ha ido volando; la policía del aire ha tenido que venir a parar a la escoba, ponerle una multa por exceso de velocidad, y llevársela para el centro a confesar, se ve que Rayan no la ha comprado en el mejor sitio(¡la escoba es negra!).
A la tarde nos ha tocado arte, nos lo hemos pasado bien porque Maite es muy traviesa y ha usado la magia para mezclar los colores de pintura con un solo bote solo y ha hecho girar el bote como un torbellino salpicando toda la clase, cuando la profe lo ha visto nos ha mirado y, sin preguntar nada, ¡nos ha hecho limpiar el colegio durante una semana seguida!
Todos nos hemos quejado a la directora y ella nos ha rebajado el castigo, nada más tendremos que limpiar tres días el colegio y Maite estará todo el mes limpiando. Siempre nos las cargamos por culpa de ella y sus travesuras estamos todos hartos de ella. Es verdad que nos reímos de las travesuras que hace, pero cuando viene el castigo nos enfadamos mucho con ella. Bueno, creo que os podéis imaginar el día que he tenido, ya comienzo a tener sueño así que me voy a dormir...

(Continuará)
EL INVENTO DEL PROFESOR JAMES
Llàtzer Homs Astasio, 1r B

El profesor James era un inventor con una gran reputación y conocido por todo el mundo.
Él era alto, fuerte, listo, y muy guapo, también era actor de teatro en muchas ocasiones.
Un día el profesor estaba en su laboratorio secreto, en las profundidades del gran océano Pacífico, al cual se accedía con un hipersubmarino creado por él y funcionaba con energía hidrostática.

Volviendo al tema, él estaba en su laboratorio creando su último invento muy conocido, pero que nadie lograba hacerlo funcionar, la máquina del tiempo.
Después de tres meses de esfuerzos y sin salir a la superficie, sin ver a su mujer y sin comer carne terminó la máquina. Al tercer día quiso probarla para volver al día que empezó a construir la máquina, pero hubo un error y la máquina que construyó fue una “contamineitor de l’o” que sirve para contaminar las aguas porque se equivocó al leer los planos. Con su nueva máquina contaminó todos los mares y ríos del planeta y entonces los peces y los animales murieron, así como las plantas que fueron regadas con aquella agua, también.

Todo el mundo le odiaba, su reputación fue reducida a ZERO, la policía le buscaba para enviarlo a prisión.
Durante muchos días James buscó el “descontamineitor de l’o” para reparar el daño que causó al planeta Tierra. No lo encontró pero lo que sí encontró son los planos de la máquina del tiempo. La construyó y le salió bien porque pudo regresar al pasado, a una fecha anterior a la de construir la máquina contaminadora y pudo arreglar el desastre mundial que causó.

PAULA Y LOS OSOS

Gemma Reverter Sancho, 1r B ESO

Un día, una niña que se llamaba Paula se fue por el bosque a un campo de sus abuelos, se fue de casa, de tarde, sola, y cuando iba por el camino, se iba haciendo de noche y no encontraba el campo, y entonces Paula se perdió.
Entonces vio una cueva y también vio cerezas y moras de un campo que estaba muy cerca, y como ya era de noche, cogió los frutos y entró en la cueva. Entonces, cuando entró en la cueva se encontró con dos osos, uno grande y otro pequeño. Los dos osos se asustaron, porque pensaron que Paula les quería hacer daño y en aquel momento Paula, como no tenia miedo, se acercó poco a poco queriéndoles tocar para que perdieran el miedo, al cabo de un rato Paula se fue por el bosque para dar de comida a los osos, para darles más confianza. Cuando volvió Paula les dio la comida, y luego el oso grande, cogió a Paula y se puso a su lado para dormir. Paula durmió muy bien. Cuando se levantaron, Paula y los osos se fueron por el bosque para coger comida para desayunar.
Cuando terminaron, Paula les dijo adiós y también que les volvería a ver a menudo. Cuando regresó a casa todos estaban asustados, porque Paula había desaparecido. Y en el momento que la vieron, se pusieron muy contentos y todos se lanzaron encima de Paula para abrazarla.

LA NIÑA DE BLANCO
Andrea Sánchez Clavell, 1r ESO B

En un lugar de cuyo nombre no me puedo acordar vivía una niña de 10 añitos de edad que se llamaba Ainoa. Una mañana salió con su padre y su madre de camping por las montañas. Estaban tan tranquilos comiendo que no se dieron cuenta de que por allí andaba un caco. El padre fue a fumarse un cigarrillo a la orilla de un río que nacía en esas mismas montañas, la madre fue a coger unas cerezas que las vio allí, tan rojas, y le hizo gracia coger unas cuantas y mientras tanto el caco cogió con discreción a la niña y se la llevó a una cabaña al valle de las montañas.
Ainoa con temor y valentía le preguntó:
“¿Por qué estoy aquí?,¿Cómo es que no me dejas ir con mis padres?, ¿Me harás daño?...
El caco pasó de ella y le dijo que él hacía esto porque él tenía una hija que siempre vestía de blanco porque era muy feliz, era alegre, muy buena... y que un día la secuestraron y aún no sabían nada de ella y esto había pasado hacía unos 4 años y por eso él robaba niñas de 10 añitos y luego las mataba, pero Ainoa tenía algo especial. Tenía un gran parecido a su hija, era muy alegre y se veía que tenía muy buen corazón.

Él no tenía claro si mataría a Ainoa, porque le recordaba a su hija Blanca.

Un día salió por las noticias la madre y el padre de Ainoa diciendo:
“¿Alguien ha visto a mi hija?” El padre levantó una foto de la niña mientras la madre lloraba.
El caco levantó la mirada hacia la niña y luego volvió a mirar a la televisión, recordó que él se sintió igual que el padre de Ainoa cuando le robaron a Blanca. Esa misma tarde Ainoa le preparó un pastel de barro que había hecho cuando jugaba.
Ainoa le dijo:
Yo no creo que seas malo.
¿Por qué? el caco le preguntó.
Si fueras malo de verdad, creo que ya me habrías hecho daño, tu sólo quieres vengar a tu hija, mi padre haría lo mismo si me pasara algo y yo te entiendo, pero no puedes ir secuestrando niñas, porque tu hija no estaría orgullosa de ti si supiera que haces esto.
Debes creer y tener esperanza de que está bien y así te animarás, a lo mejor está con una familia en otro país, a lo mejor se perdió y un hombre la encontró y ahora la quiere como una hija Ainoa respondió.
El caco le dijo que tenía razón y se animó, él no podía entender como una niña tan pequeña podía ser tan profunda, pero le daba igual porque él sabía que tenía como una segunda hija llamada Ainoa porque le hizo ver la realidad y que, por mucho que robara niñas, nunca volvería Blanca y solo hacia daño a las demás familias.
Por eso decidió devolver a la niña. De camino a casa vio a una niña vestida de blanco y que cuando vio la niña al caco salió corriendo hacia él gritando: “PAPA, PAPA...”... Él no se lo podía creer, era Blanca, gracias a Ainoa había encontrado a Blanca.
El caco y su hija dejaron a Ainoa en la puerta de la casa y se disculparon con sus padres y el caco les explicó por qué lo había hecho y los padres de Ainoa lo entendieron y se hicieron todos muy amigos y quedaban para ir de camping.
Y FUERON FELICES Y COMIERON PERDICES!!!!!!

EL MALTRATO
Marta Sancho Galán, 1º B

Hola, me llamo Mónica, soy de Córdoba y tengo 30 años. Me gustaría contaros una historia que trata sobre mí, cuando tenía doce años para cumplir trece.
Yo tenía una amiga, la mejor de todas las amigas y hermanos amigas desde parvulario. Yo estaba haciendo primero de ESO y era mi mejor amiga todavía. Me la quería como una hermana (cosa que yo no tenía hermana, era hija única). Para ir al colegio siempre me pasaba a buscar por casa y nos íbamos juntas, el problema era que un día me pasó a buscar y llego llorando.
¿Qué te pasa, Isabel? dije yo muy preocupada.
Isabel no me dijo nada y haciéndome una seña cogiéndome suavemente el brazo y estirándome hasta la calle me dio la señal de que se quería ir. De camino hacia el instituto la consolé, diciéndole frases como: no pasa nada o si me lo cuentas te puedo ayudar… ella no me decía nada hasta que paró de llorar un poco y me lo contó.
Me dijo que hacía dos años que su padre pegaba a su madre. Resulta que su padre se pensaba que su madre le escondía dinero y como andaban un poco escasos él se enfadaba mucho. Su padre le pegaba a su madre y ella tenía que ver cómo le pegaba y de todo y aguantarlo en silencio sin contarlo a nadie.
Hace unas semanas, más o menos, Isabel me dijo que su madre se había ido de viaje, pero aquel día me contó que era mentira, que su madre se había ido a Francia para huir de su padre porque su padre le había dicho que la mataría. Su madre se fue pensando en ya no volver jamás, por eso antes de irse le dijo a Isabel que se fuera con ella para no volver, Isabel le dijo que no porque ella tenía una vida aquí y me tenía a mí, que no quería separarse, y su madre le tuvo que decir con mucha pena que se tenía que ir y que se lo pensara, que volvería a por ella.
Durante esas semanas que su madre no estuvo ella se quedó a dormir en casa de su primo. Cuando su madre volvió todo había cambiado un poco ya no se peleaban ni nada, pero al cabo de semanas la cosa volvió y le volvió a amenazar cono que la mataría. Me comunicó que esta mañana había llegado llorando porque su madre se había vuelto a ir, pero que todavía no se había ido del pueblo.
Isabel estaba muy mal porque no quería que su madre se volviera a ir.
Isabel tienes que denunciar a tu padre le dije.
No puedo…me dijo.
Si no lo haces al fin y al cabo va a matar a tu madre.
Pero si lo denuncio volverá a por mi madre, ¿que no lo ves?
Si lo denuncias la policía tendrá a tu madre protegida de él y estará a salvo.
Igualmente no puedo…
A partir de este día Isabel y yo ya no volvimos a hablar del tema, la verdad que yo le quería preguntar, pero me daba cosa preguntar.
Al cabo de unos días Isabel se dignó a decirme que su madre había ido a comisaría y que, cuando estaba saliendo, su padre la cogió y la mató. Su padre se suicidó e Isabel…
Isabel ahora vive conmigo, mis padres la acogieron y somos hermanas.
Me he inspirado en esta historia porque creo que los maltratos son una cosa que abunda mucho en este mundo, y que la humanidad tenemos que superar. Porque igual que esto ha sido una historia que se leerá y nadie más va a recordar, esto le está pasando a mucha gente y no podemos seguir así. Todos juntos lo podemos solucionar.

LA MOMIA
Maria Segarra Queralt
1º ESO B

El año pasado fuimos de excursión de fin de curso a París y visitamos los principales monumentos y edificios de la ciudad.
El primer día de estancia en la capital francesa fuimos a ver el prestigioso museo del Louvre. Todos queríamos visitar la sala del antiguo Egipto. Era todo muy extraño porque no había nadie y era un lugar que era bastante famoso. Paseamos por allí y en un rato de esos una fuerza extraña nos intentó arrastrar hasta el fondo del sarcófago de una momia.
Cuando nos despertamos nos dimos cuenta de que estábamos dentro de un calabozo lleno de polvo y cucarachas. Pablo, cuando se dio cuenta de que allí dentro no había escapatoria ninguna, comenzó a toquetear la puerta del calabozo hasta encontrar su cerradura. Por suerte se abrió en un abrir y cerrar de ojos. Fuimos caminando tranquilamente por aquellos corredores y, de repente, ¡dos calaveras se nos acercaron!
Chillamos todos, pero Sonia nos avisó de que si gritábamos más de la cuenta, aquellos esqueletos nos pillarían… Y eso no nos convenía. Nos pusimos en círculo para acordar un plan para averiguar lo que pasaba en aquel extraño mundo. Media clase se fue por un pasillo y la otra media por otro. Quedamos en que a las once y media nos encontraríamos en este mismo punto.
El primer grupo descubrió una sala cubierta con oro y diamantes. En el fondo había un sarcófago vacío y con unas raras pinturas grabadas en ella.
El segundo grupo no había encontrado nada de interesante, pero Jacinto vio a una calavera y le llamó la atención. La siguieron y descubrieron una grandísima sala donde había muchísimos esqueletos mirando hacia un improvisado palco de piedra. En unos instantes salió una momia que empezó a hablar. Obligaron a Sara y Juan que fuesen a avisar al otro grupo de lo que habían encontrado.
Cuando estuvieron todos juntos empezaron a discutir en voz baja para que las momias no se enterasen de sus planes. Unos dijeron que sería mejor destruir a la momia. Otros que se dejasen estar de tantas “egipciadas” y que fuésemos a buscar la forma de salir.
Quedaron en que Cisco, que sabía un poco de todo eso, intentaría leer la pinturas grabadas en el pasillo que daba a la sala grande. Allí ponía que una vez cada cien años se abría el portal entre la tierra y el universo negro (el mundo de los demonios de antiguo Egipto) y sus habitantes intentarían invadir nuestro planeta en un sitio donde reinaría el mal, la avaricia, la envidia… Pero un poderoso mago consiguió cerrar aquel portal y por lo tanto impedir que todo eso pasara, y los enterró en el fondo del río Nilo. Pero cuando él murió algo salió mal y entonces ellos fueron a parar al fondo de su espíritu consiguiendo que se agrietase cada vez que el sol se ponía. Hoy faltaba un día para que el espíritu se rompiese del todo y solo había una manera de salir de aquel apestoso mundo, pero no sabían cómo. De repente se oyó una voz en el fondo del pasillo. Era el famoso mago, que desterró a esta malvada gente al fondo de río, se llamaba Melor. Les explicó la manera de salir de allí.
La forma de salir de allí era acabar de destruir el alma de Melor, que estaba en el medio de una sala, y que intentasen encontrar una pequeña pieza de oro en forma redonda y con ella darle dos vueltas y juntarle dos trozos de su alma que estaba volando por aquella pequeña habitación.
Juan fue a salvarnos de aquella pesadilla, pero no pudo. ¡Necesitábamos la fuerza de todos! Entre todos fuimos dándole vueltas a aquella pieza y obedeciendo las indicaciones del mago.
Melor pudo descansar en paz y nosotros volver a ver la luz del día. Quedamos en que nunca revelaríamos esto y yo no podré olvidar jamás la sensación de claustrofobia que me produjo aquel habitáculo oscuro y húmedo del magnífico e incomparable museo parisino.

EL PLANETA K-40

Mateusz Sobieraj, 1r B

Es el año 2800 y los alumnos de 1r ESO B del IES Sòl-de-Riu de Alcanar tienen mucha curiosidad por un planeta: el K-40.
Los maestros de la escuela dicen que el K-40 es un planeta donde siempre hay sol, donde puedes comer de todo, también dicen que hay animales que hablan nuestro idioma, el Kokuo, que son muy simpáticos y que no hacen daño, dicen que hay unas casas muy bonitas que están hechas con la imaginación.
Los maestros dicen y cuentan muchas cosas sobre este planeta porque muchos lo han visitado y les ha gustado.
Todos los niños del colegio tienen ganas de ir al planeta, pero solo pueden ir si algún familiar mayor de edad ya ha ido y es muy difícil ir porque no se consiguen con facilidad los billetes para ir al K-40.
Hay un niño, Mateusz que está encantado con este planeta y dice que sus padres han ido y que le gustaría mucho ir él con sus amigos, siempre está hablando con sus padres sobre el planeta y cuanto más le hablan más ganas tiene de ir.
Un día, los padres de Mateusz le dijeron que si quería que invitase a algunos de sus amigos para ir al planeta.
Mateusz se puso muy contento, porque era su sueño ir a ese planeta y estuvo soñando sobre lo magnífico que sería el planeta.
Al día siguiente Mateusz se fue a invitar a algunos de sus amigos para ir al K-40, primero lo preguntó a Èric a Llàtzer, a Marc Gil a la Maria y después a otros amigos si podían ir, ellos lo preguntaron a sus padres y a algunos les dieron permiso.
Por fin, estaba seguro que irían al K-40: Èric, Marc Gil, Llàtzer, Bernat, Maria, Berta, Marta, Andrea, Jasmina y, por supuesto, Mateusz y sus padres.
El domingo fueron todos al aeropuerto espacial, y a las 12:00 despegaron con la Supernavespacial 813 en dirección al planeta K-40.
El planeta estaba muy lejos, a 200.000 años luz, pero con la supertecnología aeronáutica de estos tiempos, el viaje sólo duró 3 horas.
Todos se divirtieron mucho dentro de la nave, jugaban a juegos ciberespaciales y por las ventanas se veían galaxias, montones de estrellas, nebulosas, Casiopea, las Osas Mayor y Menor y hasta un agujero negro, que por poco se los traga. De repente vieron acercarse el K-40, era rojo, lleno de ríos, y casas muy bonitas que nunca habían visto en la Tierra.
Cuando aterrizó la nave, todos se fueron muy poco a poco del aeropuerto espacial, porque estaban tan emocionados que casi no podían moverse, menos los padres de Mateusz que ya lo habían visto.
Fueron a una casa hecha de nubes, dentro, la casa era virtual y la podías hacer como tú quisieras, había unas personas con las que hablaron, eran raros pero muy simpáticos y comieron con ellos.
Después se fueron de excursión por el planeta y se encontraron más gente, con las que hablaron, y algunas personas les contaron cómo se vivía allí, qué era típico para comer y algunas leyendas. Por la excursión vieron grandes bosques de color rojo y naranja, y una ciudad llena de casas hechas de un material que no conocían que era de un color muy bonito.
Llegaron hacia un río y como tenían sed bebieron de él, pero como tenía sabor a chocolate no se les pasó, así que se compraron un refresco con sabor a tarorón (fruta típica de allí). Después llegaron hacia una cueva, y como tenían curiosidad, entraron, era muy grande, ancha, era de color azul y en las paredes había pinturas extrañas que se parecían a las pinturas rupestres.
Dentro, se encontraron a un animal que parecía muy simpático, hablaron con él y les invitó a probar unos manjares deliciosos, el animal les dio un amuleto a cada uno que daba suerte y ellos se fueron muy contentos.
En la casa, contaron lo que les pasó a sus padres y al día siguiente regresaron todos juntos al planeta tierra con la Supernavespacial 813.
En la escuela, contaron sus aventuras a todos sus amigos, y ellos pensaron que la próxima vez también irían.

¡¡ESTE PERRO ES MÍO, NO VUESTRO!!!
Meritxell Villalonga Adell. 1º B

Cuando Anna salía de la escuela, siempre pasaba por los mismos sitios: primero la calle principal, luego la avenida, más tarde el callejón, y, finalmente, su calle.
Hasta que un día, cuando ya iba por el callejón (a punto de llegar a casa), en la esquina donde hay unos contenedores para la basura, vio un perro, ¡un perro muy grande!...
Aquel era Chaski, un perro al que no hacía mucho que habían abandonado sus antiguos amos, y que andaba por las calles, perdido, hambriento, y sin saber qué hacer...
Anna se asustó mucho, ¡muchísimo! Le tenía pánico a los perros, y más a los abandonados como aquel.
Así que, sin pensarlo dos veces, se dio la vuelta, cambió de acera, y echó a correr pensando que a aquel “chucho” ya no lo vería más...
Pero no fue así, todos los días ocurría lo mismo: Anna y Chaski se encontraban frente el contenedor, por la mañana, por la tarde... porque como el perro vivía allí, pues era una cosa inevitable.
Y así iban pasando los días, Anna se apartaba de Chaski y lo miraba con repelús mientras éste le estaba cogiendo miedo a ella... Hasta que un día, Anna salió a pasear con su abuela Paquita, y, claro, pasaron por “el callejón del chucho” (así es como lo llamaba ella...). Entonces Paquita vio al pobre perrito flaco y desmejorado que estaba rebuscando en la basura.
A la mujer le dio tanta pena, que mandó a su nieta a casa a buscar pan, agua y la carne, para el domingo, que había en el congelador...
Cuando Anna llegó y vio a su abuelita abrazada a aquel “chucho asqueroso” ¡casi vomita del susto!
A partir de aquel día, Anna y Chaski se fueron conociendo mejor gracias a que Paquita todos los días le iba a dar de comer, y, pues, su nieta también iba con ella... Etonces, Anna, cuando salía de la escuela, pasaba a buscar a Chaski, iba a su casa a dejar la mochila, y se iban los dos juntitos a pasear por la avenida.
Todo les iba de película, hasta que un día Anna empezó a ver colgados por el pueblo todo tipo de carteles (de todos los colores, de todos lo tamaños...) anunciando que un rico millonario, ue todos los veranos iba a pasar sus vacaciones allí,había perdido a su queridísimo perrito “Mr. Bleunseur”...
Vaya nombre, ¡pobre perro!” pensó Anna, lo que ella no sabía era que su Chaski también era el tal Mr. Bleunseur...
Un día, por casualidades de la vida, Chaski y Anna iban paseando por la avenida (como todas las tardes) y vieron una enorme limusina que se acercaba hacia ellos, asustados, pararon de caminar, entonces, bajó del asiento delantero del coche un chofer muy bien vestido, el cual instantes después abrió la puerta trasera y salieron un hombre y una mujer enormes pero superbién vestidos que empezaron a gritos frente a Chaski:
¡Cariñito mío! ay, mi pequeñín, ¡qué guapo que está!... empezaba ella.
Amigo, fiel amigo y fiel compañero... ya estaba él.
Pero si es Mr. Bleunseur ya estaba el chofer, haciendo reverencias frente al perro.

Anna, al ver a aquellos tres locos gritando y acariciando a SU perro, gritó:
¡¡Éste perro es mío, no vuestro!! y echó a correr con el perro en brazos.

Cuando llegó a casa, le contó a su abuela lo que había pasado, y su abuela le dijo que por el momento esconderían a Chaski en casa, para que aquellos tres chiflados no lo encontraran...
Y, dicho y hecho, entre las dos le hicieron en el almacén una casita con paja y maderas viejas muy bonita donde Chaski estaría divinamente hasta que pasara la tormenta.
Aquellos millonarios chiflados les estuvieron mareando durante todo el verano, hasta que al fin se cansaron y les dejaron en paz, les dijeron que se podían quedar a ese chucho asqueroso porque no lo querían para nada.
Y, sí, sí, Anna se quedó con gratitud a Chaski para siempre, y aprendió que una cosa, cuando la consigues tienes que luchar para que no te la quiten. También aprendió qué son los pequeños detalles y las pequeñas cosas de la vida las que nos hacen sentir bien.
Fin

CUENTOS 1r C
LOS CUATRO AMIGOS

Dani Barrio García 1r C
Érase una vez cuatro amigos que eran muy muy amigos y se querían mucho como amigos y un día, en fin de semana, cogieron y pensaron ir los tres al bosque para dar un paseo y además comer, hacer picnic y se llevaron de todo: bocadillos, pasteles, yogures y también se llevaron un poco de fruta porque la fruta pensaron que era muy buena para el cuerpo y cogieron y se llevaron plátanos y manzanas, pero pensado todo el rato en qué comida cogían se les olvidó coger el mantel, y sin el mantel no podían poner las cosas en el suelo porque se ensuciarían y no se podrían comer.

Entonces tuvieron que volver a por el mantel, que estaba en casa de Pedro. Entonces lo cogieron y se fueron otra vez y cuando se fueron para el bosque encontraron a uno de sus cuatro amigos, que se llamaba Artur, que iba hacia el bosque para dibujar un árbol y cuando fueron se adentraron en el bosque.

Cuando se internaron en el bosque vieron unas huellas que nunca habían visto y por lo tanto las siguieron. Y se encontraron con un oso.

Se separaron los cuatro amigos, dos se fueron por un lado y los otros dos, por el otro lado, y entonces los que se fueron por la izquierda, que eran Vlad y Artur, se fueron pendiente abajo, pero, por suerte, los dos que se fueron por la derecha, que eran Dani y Pedro, tuvieron un poco más de suerte porque a ellos no les pasó nada y mientras Dani y Pedro buscaban a Artur y Vlad, porque al parecer no los encontraron, Dani y Pedro buscaban y buscaban y no los encontraban. Y pasaron por todo: osos que les seguían, lobos con los dientes muy afilados que de un solo bocado se podían comer a una persona, mofetas que olían muy mal…
Y al final los encontraron y a Dani y a Pedro nos tocó cargar con Artur y Vlad porque se habían hecho mucho daño. Artur se había roto la pierna y Vlad se había roto la rodilla.
Y al final encontramos la salida, nos tocó llevarlos al hospital que estaba muy lejos y se pasaron un mes sin poder salir de casa y, como no podían salir, íbamos nosotros y jugábamos al Monopolio en sus casas.
Y al fin llegó el día en que se recuperaron y desde aquel día nuestros amigos no volvieron a ir al bosque sin personas mayores que les pudieran acompañar.

LA NIÑA QUE NO REÍA MUCHO
Sergi Garcia Vidal, 1r C

Era una niña que no reía porque no tenía dientes y todos los niños se reían.
Su padre fue al colegio y al profesor no le gustó mucho y a la clase la castigó sin patio y la niña no le gustó que le castigaran y fue al profesor y le dijo: ”Estos niños no pueden quedarse sin patio”. El profesor se reía y a la niña no le gustó y se fue al patio sin convencer al profesor .Un día su padre quería que su niña que fuera al dentista a que le pusieran un aparato para los dientes que le crecían. Uno día tuvo los dientes normales como todos y los niños de su clase y de todas no se reían, y uno de los niños le dio una carta porque fuera a casa de él a jugar al baloncesto y la niña le contestó que sí que iría a casa y quedaron un sábado. La niña fue a casa de este niño y jugaron a baloncesto y se quedó a comer y a dormir. El niño, cuando se levantó, fue como todos los días al baño, desayunó y se levantó la niña y fue a comer algo. La madre del niño le dijo que qué quería para el desayuno y le dijo un vaso de leche con cereales. La madre no tenía cereales y le dio galletas .La niña tenía mucha hambre y se bebió la leche y se comió todo el paquete de galletas. La madre se quedó asustada por lo que comió.
En su casa como no tenía aparatos ni dientes no comía mucho.
El padre fue a buscarla por la tarde, y por la noche cenó y se acabó todo, el padre se sorprendió porque se comió todo el plato. Como se tumbó en el sofá mirando la tele se hizo hora para ir a la cama. El día siguiente la niña fue al colegio y los niños se sorprendieron porque sacó un diez en ciencias y a matemáticas. El profesor se sorprendió y al final del trimestre todas la asignaturas sacó sobresalientes y todos los niños estaban contentos. El trimestre que comenzaba, los niños se reían de un niño que de golpe se torció un dedo de la mano izquierda y la niña no se reía porque no le gustó como se reían los compañeros de clase. El profesor se enfadó con el niño que se torció el dedo porque se lo torció en el lugar al que no le dejaban ir.

LOS 12 NIGROMANTES
Aarón Hernández Guimerá, 1r d’ESO C
Había una vez, una familia que se fue de acampada a un lugar donde había unas piedras muy extrañas. La familia estaba compuesta por un padre, una madre, y tres hijos, una de 14, otro de 16 y otro de 13.
El padre se llamaba Ben, la madre Julia, el hijo menor, Michel, la mediana, Melanie, y el grande, Christopher. Cuando llegaron allí, vieron que había doce piedras puestas en círculo, y talladas con las imágenes de doce personajes vestidos con túnicas un poco extrañas.
La familia acampó en el medio de las doce piedras. Esa misma noche hacía mucho frío, como si todo lo que les rodeaba estuviera muerto, el viento empezó a soplar con fuerza y la luna se empezó a poner roja, su luz, se reflejó en las doce piedras, los ojos de los personajes que estaban tallados en esas piedras empezaron a brillar, de los ojos salieron unos rayos, que todos apuntaban al mismo sitio, y, cuando la luna se acabó de poner roja… ¡XUM! Se los llevó a otra época, al siglo XV.
A la mañana siguiente, se despertaron y les invadió una extraña sensación, como que no estaban en el mismo sitio que ellos acamparon, las piedras aun solo eran menhires y en el medio de las piedras había una gran mesa de piedra, con unas escrituras que ninguno de ellos podía leer.
Estuvieron allí mucho tiempo, hasta que vinieron doce hombres con unas túnicas negras, extrañas, como las que llevaban en las piedras en las cuales ellos habían acampado en medio, entonces corrieron tanto como pudieron para que no les vieran ni les cogiesen.
Se escondieron en el bosque, vieron como aquellos hombres, (que no sabían quienes eran) empezaron a registrar todas las cosas que ellos se habían traído para acampar.
Pasó un tiempo allí, a ver qué hacían y al final decidieron adentrarse en el bosque.
Allí, estuvieron caminando horas y horas hasta que por fin llegaron a una aldea donde las casas estaban hechas en unos árboles tan grandes como un rascacielos, y por allí iba gente con las mismas túnicas que los nigromantes, pero blancas, y vieron que era gente mucho más apacible, aquellos, eran los magos blancos.
Cuando los magos blancos los vieron, se sorprendieron mucho, sobre todo por la ropa que llevaban.
Uno de los magos les preguntó que quiénes eran y de dónde venían, y ellos les contestaron que venían de una acampada, en un lugar donde había unos menhires con unos personajes, con las mismas túnicas que ellos.
Les explicaron que donde ellos acamparon solo había unos menhires con unos personajes como ellos y que a la mañana siguiente se despertaron y se encontraron con los mismos menhires pero sin los personajes tallados y una mesa de piedra con escrituras que nadie podía entender, y que unos magos como ellos, pero con las túnicas negras, llegaron a ese sitio donde estaban acampados, y entonces empezaron a correr hasta que les encontraron a ellos.
Los magos blancos les explicaron que esos tipos que habían visto eran los nigromantes, que unos magos blancos que codiciaban el poder, se separaron de los magos blancos, y fundaron otra orden de magos los nigromantes.
Desde que pasó eso, los nigromantes no paran de asediar ciudades, y de matar a gente para hacerse con el poder, y la misión de los magos blancos era derrotarles y salvar a la gente cuanto antes.
La familia decidió que les ayudarían a derrotarles, si ellos les enseñaban a defenderse con la magia blanca.
Los padres ayudaron a preparar todo para las clases; la niña aprendió el poder de la curación, el grande aprendió a hacer pociones mágicas y a luchar con la espada, y el pequeño aprendió a controlar el poder de la luz.
Cuando llegó el momento en el que todos estaban preparados para la batalla, se fueron al lugar de la mesa de piedra.
Cuando llegaron era de noche, y los nigromantes estaban haciendo un ritual: estaban sacrificando una persona para sus dioses, mientras todos a coro pronunciaban las palabras que estaban escritas en la mesa de piedra.
El grande era un impaciente y quería que todo esto se acabase cuanto antes, así que no pudo esperar más y se fue a atacar sin la señal del mago jefe.
Los nigromantes le descubrieron y le atacaron, y entonces, fue cuando todos fueron a atacar.
Empezó una gran batalla, morían muchos magos porque los nigromantes eran muy poderosos, al final cuando salió el sol, solo quedaban seis nigromantes y todos los magos, porque la niña, con sus poderes, les había curado.
El pequeño, que permanecía escondido porque por la noche sus poderes no servían, se fue allí a dar el golpe final.
El nigromante jefe, al ver el gran potencial del niño, pidió a sus otros cinco nigromantes que le diesen todos sus poderes, y así lo hicieron, le entregaron sus poderes y creó un gran rayo de oscuridad para acabar con el niño, el niño hizo lo mismo, creó un rayo de luz, los rayos chocaron. Los dos poderes estaban muy igualados. Al final, cuando el sol salió del todo, la energía del sol potenció el rayo de luz del niño, y pudo acabar con todos los nigromantes a la vez.
Entonces, los magos decidieron que, como los nigromantes antes también eran magos blancos, les esculpirían en los 12 menhires, destruirían la mesa de piedra y enviarían a la familia a su época.
Pero antes, les ayudaron a curar a la gente herida por los nigromantes, y a reconstruir sus reinos.

FIN
LAS GUERRAS POR LA AMADA REINA
Aitor Pla Simon, 1r C

Esta historia sucedía en un pueblo ibérico donde las grandes y mejores tropas defendían a una sola mujer odiada por todo el mundo.

Jake estaba muy preocupado por la vida de su amada madre porque Emilio y antonio iban a toda costa para matar a su madre el ejercito de los vikingos la protegia pero cada vez eran mas los muertos y mas los puestos que se tenian que remplazar. Al final optaron por secuestrar niños por que no se les tenía que pagar ya que solo lo hacían por algo de comida para alimentar a sus familias.
Un día la reina dirigió un mensaje a todos sus guerreros: “Amados míos, habéis luchado y defendido mi buen nombre pero ahora vamos a desatar una gran y despiadada guerra contra los ilitop dependía de quien ganase esta guerra se quedara con el trono a sin que a por todas.
Al día siguiente, justo al anochecer, se desató la guerra y al día siguiente, al amanecer, apareció la reina y les dijo: “Habéis demostrado que un niño tiene el coraje de mil hombres. Era elevadísima la cantidad de muertos que hubo, pero desde luego unos hombres no habían podido contra unos niños.

DIEZ CABALLOS SALVAJES

Pedro Prada Atencia


Hace mucho tiempo, en unas tierras del oeste, corrían diez caballos salvajes. Iban de ruta y a correr con toda libertad, pero un día por la noche, un caballo marrón vio una hoguera y se dirigió hacia allí dejando a la manada. Cuando estaba allí, vio a unos caballos atados y a unos hombres durmiendo. Uno de los caballos atados le dijo, en su lenguaje, que se fuera, pero el caballo marrón no hizo caso y se dirigió a los hombres. Uno se despierta, mira al caballo y despierta a su compañero diciéndole:
¡Mira ese caballo! ¡Eh! ¡Es precioso! exclama en voz baja.

El caballo se dirige al tercer hombre, cuando éste se despierta, se pone a perseguirle y el caballo comienza a correr. Corrió hasta donde está la manada y el caballo les dice que se vayan y así despista a los hombres. Los hombres lo persiguen cuando de pronto se ve a una cuerda y ésta le agarra del cuello. La madre del caballo que está pertenece a la manada, se dirige al caballo, pero éste le dice que se vaya con toda la manada. Después de un largo camino, el caballo ve un campamento y un montón de caballos. Al caballo marrón lo quieren domar, pero no lo podían domar porque era un caballo salvaje, uno de los hombres dice:
¡Llevadlo a los establos! dijo con agresividad.
Pero el capitán del campamento dice:
A los establos, no, al poste, sin comida ni agua tres días.

Al día siguiente, cogieron a un indio llamado “Lacota“. El indio le hacía tonterías al caballo, pero este le daba la espalda. Al amanecer del tercer día, el caballo oía aullidos de lobo, y era el indio que trataba de comunicarse con sus familias indias, y de pronto un cuchillo vuela hasta aterrizar al lado del indio. Se despierta la caballería, y un hombre dice:
Se han detectado indios al norte, señor.
¿Cuánto tiempo lleva, señor?
¿El caballo?
Tres días, señor.
Traedme mi látigo y mis espuelas.

El capitán quería domarlo y lo hizo, pero el caballo no se dio por vencido y empezó a revolcarlo por los suelos. El capitán quería matarlo por lo que había hecho, pero de pronto se suelta el indio, hace con la mano para evitar el disparo y se sube encima del caballo y empiezan a huir. Cuando están fuera viene una yegua, se pone al del caballo y el indio se sube encima de la yegua y el caballo los sigue. Van pasando los días y el caballo se enamora más de la yegua y el indio le dijo a la yegua:
-Puedes irte con él -le dijo.
Y se fueron los dos con la manada.
Fin

Alguns contes se han presentat manuscrits i no han estat reproduïts